Un verso
Leo, releo mi correspondencia virtual. Me siento contenta de las respuestas solidarias de mis amigas. Me siento sola (literalmente) estoy sola en la oficina. Vuelvo a la ventana de cristal ahumado para observar el exterior. Tranquilidad. El cielo abierto. La melancolía otra vez. Perdóname Luz, tenía que escribir. Tenía que dejar que el dolor saliera. Ahora sé que es mi pie. Mi corazón ya no existe. Miro hacia afuera y recuerdo este verso:
Nos sentamos por la tarde, observamos la oscuridad
que lentamente se
desdobla: ningún reloj cuenta esto
Septiembre
Ted Huges
--sbc
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