17*
(par la nature, heureux comme avec une femme
Arthur Rimbaud)
Tengo prisa.
Toda esta dulzura es ficticia.
He estado tan a punto de quererte estos días.
He estado a punto de decirte tómame como una plaza,
como un continente, como un país.
Cuando me distraje sobre el ventanal y las cosas
pequeñas se vinieron encima
estuve tan a punto de estar solamente
con los ojos abiertos del animal doméstico
y la amargura de un licor de cassis.
Luego llegó la mansedumbre a sentarse sobre
mis piernas
y como Rimbaud la encontré amarga y la insulté.
No puedo ser amable por tantos días.
Qué te cuide alguien más, qué otros se duelan por mí
qué sea otra voz la que hilvane uno a uno tus huesos.
Necesito una cama, un buen baño, una bata de franela.
Necesito como nunca necesité una chimenea,
mi silencio, mi vieja cápsula de espejos.
Hay un lugar dentro de mí a donde tú no llegas: mi médula
esta rendija en la madera
este maniquí con el ojo bizco del que se enamoran
las tuertas.
Necesito caminar sobre mis suelas feliz como
con mujer por la naturaleza.
Necesito bailar flamenco.
Qué empiece la fiesta
qué regresen los cuerpos para saciar esta imbécil
sed por lo perfecto
qué se abra una vez más el abracadabra del deseo.
Necesito tres cigarrillos, dos camellos, tu cerveza.
Que nunca más me conmueva el ancla de tu cama
y de tu cuerpo
que tu corazón deje de latir dentro de mi sexo
que tu rostro deje de ser el revés de mi camisa
y el envés de mi cielo.
Déjame en paz.
Tu convalecencia me pesa como un yelmo.
Necesito mis nubes blancas, mi maravilla de humo, mi gas.
Levántate mujer, anda conmigo por la naturaleza
que tengo prisa
que toda esta dulzura es ficticia
que no podré engañarte por mucho tiempo más.
La más mía
Cristiana Rivera-Garza
*Para Ileana con dulzura. Del último de nuestros (des)encuentros, después de la conversación atropellada con palabras altisonantes, la mejor manera de terminar una historia imposible es la poesía.
--sbc
(par la nature, heureux comme avec une femme
Arthur Rimbaud)
Tengo prisa.
Toda esta dulzura es ficticia.
He estado tan a punto de quererte estos días.
He estado a punto de decirte tómame como una plaza,
como un continente, como un país.
Cuando me distraje sobre el ventanal y las cosas
pequeñas se vinieron encima
estuve tan a punto de estar solamente
con los ojos abiertos del animal doméstico
y la amargura de un licor de cassis.
Luego llegó la mansedumbre a sentarse sobre
mis piernas
y como Rimbaud la encontré amarga y la insulté.
No puedo ser amable por tantos días.
Qué te cuide alguien más, qué otros se duelan por mí
qué sea otra voz la que hilvane uno a uno tus huesos.
Necesito una cama, un buen baño, una bata de franela.
Necesito como nunca necesité una chimenea,
mi silencio, mi vieja cápsula de espejos.
Hay un lugar dentro de mí a donde tú no llegas: mi médula
esta rendija en la madera
este maniquí con el ojo bizco del que se enamoran
las tuertas.
Necesito caminar sobre mis suelas feliz como
con mujer por la naturaleza.
Necesito bailar flamenco.
Qué empiece la fiesta
qué regresen los cuerpos para saciar esta imbécil
sed por lo perfecto
qué se abra una vez más el abracadabra del deseo.
Necesito tres cigarrillos, dos camellos, tu cerveza.
Que nunca más me conmueva el ancla de tu cama
y de tu cuerpo
que tu corazón deje de latir dentro de mi sexo
que tu rostro deje de ser el revés de mi camisa
y el envés de mi cielo.
Déjame en paz.
Tu convalecencia me pesa como un yelmo.
Necesito mis nubes blancas, mi maravilla de humo, mi gas.
Levántate mujer, anda conmigo por la naturaleza
que tengo prisa
que toda esta dulzura es ficticia
que no podré engañarte por mucho tiempo más.
La más mía
Cristiana Rivera-Garza
*Para Ileana con dulzura. Del último de nuestros (des)encuentros, después de la conversación atropellada con palabras altisonantes, la mejor manera de terminar una historia imposible es la poesía.
--sbc
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