Segunda de forros
a Lichi
Escribe porque de no hacerlo sentiría una enorme orfandad. Ama a su madre más que a ninguna otra mujer, a pesar de los largos epistolarios dirigidos a ellas. Sus Musas. Cree en el erotismo como una revelación en la que participan dos. Acaso una epifanía. La Imaginación. Come frutas y verduras. Sabe reconocer a Las Fresas. Prefiere evitarlas aunque exista el mismo "o sea no" de distancia o cercanía. Desde pequeña fue contradictoria. Tímida pero Decidida. Terca pero no mula. Muli(ya!). Traviesa. Mucho. Mosquita muerta. Nunca. Romana de nacimiento. Tehuantepec 100. Sitio donde nació hace tres décadas y un lustro. Piscis la cobijó a eso de las nueve de la noche. Es también católica. Cree en la amistad como en los milagros. Es devota de San Judas Tadeo.
De adolescente visitó a un gran sexólogo y aunque no despejó sus dudas, si le descrubrió un sendero, La Libertad. Ya encaminada se enamoró de su psicóloga. No lo pudo evitar. Lloró muchas veces antes de abrir su corazón. Y una vez abierto. Ha llorado más. El amor es una constante. Una imposibilidad.
A.M.L. No. No falta una O (mayúscula). El amor es siempre una disyuntiva. Una decisión como en la política. Y, no se trata de Andrés Manuel López Obrador. Estas letras son las iniciales de las Mujeres en Su Vida Real y Verdadera. A quienes ha dirigido extensas misivas. Sin respuesta. Palabras empapadas de lágrimas. Amorosas. Suyas. De Nadie Más.
Cuando piensa en A. M. L., ya sea juntas o por separado, le da por cantar: "Por ti", "Naila" y "Paloma Negra".
"Había una vez, una mujer...(cuenta su más reciente historia amorosa) con voz de sirena, que le cantó al oído "Júrame". Y ella cumplió su promesa: "Amarla hasta la locura". Desde entonces pasa largas horas en vigilia frente a la puerta. Y otras tantas, frente al espejo. Por si aparece, claro.
Los sueños como los viajes. Pocos. Va a esos sitios que sólo existen en su memoria. Y recuerda, siempre recuerda que la memoria es lenguaje. Piensa en los alquimistas, en los músicos, en los poetas. Sueña con una mujer. Pronuncia su nombre: Libusa. Emerge frente a sus ojos, la Ciudad Más Bella de Europa: Praga.
Su espíritu aventurero la llevó a recorrer Treinta Siglos de Esplendor Mexicano en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Su color: azul. Un azul hecho de azares. Un destino.
Alguna vez leyó que el universo conspira a favor de los que deben encontrarse. Fue en Guatemala donde ocurrió el milagro. Su Amistad. La única.
Le atraen las mariposas. Le gusta el sabor de la vainilla y los barquillos de limón. Disfruta de los lugares abiertos: el Espacio Escultórico, el circuito de Ámsterdam, el Redondel del Parque México.
La Literatura ocupa su mente. Publicó un par de historias en una antología literaria. Alguna vez pensó cambiar el mundo. Volverlo justo. La democracia era una opción. El derecho un vehículo. Ahora sabe, después de haber estudiado leyes y vivir en México, que el mundo sigue girando (en esencia) igual que siempre; que es uno o una, quien debe cambiar. Ella ya cambió. Y en esencia sigue siendo la misma. Piscis.
Actualmente escribe una serie de cuentos sobre La Ausencia. Espera que las ideas regresen pronto para poder concluir su libro. Admira a Cristina Rivera-Garza. Y desea con vehemencia que Paty Ayala, su amiga del colegio, le muestre esos sitios secretos de Nueva York.
--sbc