Sweetest thing
Sometimes, sometimes I don't know... why should I cry for you?
She was so far away. I remember her voice. I listen my name in her voice.
Guatemala
Llegué a Totonicapán para la celebración del Santo Patrono del Pueblo: San Miguel Totonicapán. Un sitio de Altas Montañas. Frío. Por la mañana mi participación en una mesa redonda sobre la economía de la región. Paches. Atole. Más frío. Por la tarde, la visita a la Ciudad entre puestos y más puestos. Ladinos. Indígenas. Extranjeros. La noche. Festejos. Bebidas. Comida. La Feria en medio de los charcos negros que reflejaban tantos colores. Carnavalesco. Yo bebí cerveza Gallo. Lo suficiente para entrar en calor. El rostro rojo. Alguien miró la Rueda de la Fortuna. Súbamos. Arriba. La sensación de un vértigo próximo. De Vacío. Una. Dos. Vueltas. No sé. Cuántos colores miré. Cuántas estrellas. Cuántos charcos reflejaban las luces. Descendíamos. Ascendíamos. Una y otra vez. Vértigo. Caída. Y un sólo nombre: Luz. Las horas. El tiempo suspendido.
Las horas siguientes sólo preparé mi maleta para regresar a México. El camino era largo. Muy largo. Salí a las cinco de la madrugada, me acompañó Edgar, mi amigo colombiano, él llevaba mi maleta por las calles empedradas. La neblina nos confundía, parecíamos dos sombras que se unirían al darme la mano para despedirse de mí. La Amistad. Las horas. El frío. La espera. El camión se puso en marcha. Recordé los Juegos de Artificio de la noche anterior. La mañana siempre, siempre es diferente. La Rueda de la Fortuna a lo lejos parecía otra montaña más. Y yo debía llegar a otro punto: la Frontera.
México
Ciudad de México
No sé por qué hoy recuerdo esto. Hace ya años que no subo a la Rueda de la Fortuna. Hoy no sé si estoy abajo o arriba, pero sé que tengo un nombre, el tú/yo, el mío. Y arriba y abajo, y en el vértigo y la caída. Cae todo conmigo. Hace frío. Y vuelvo a sentir los dedos entumidos. El rostro rojo. Y las ganas, el deseo irrefrenable de gritar tu nombre: Luz. Why should I cry for you? Sometimes, sometimes, ya no sé si eres un personaje de ficción, si en realidad, esto que escribo sucedió así; te miro en mi cotidianidad, en la mía, porque no, no quiero imaginarte lejos y sí, es por eso que siempre termino ahogando tu nombre en mi garganta. Lloro en silencio por Las Horas Luz.
--sbc
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