Guillermo está de regreso. De buen semblante y con gran ánimo. Las lecturas fueron en silencio. Los comentarios agri-dulces, si pensamos que el humor es negro. Entonces, sí, los cometarios fueron "agri-dulces". No deja de sorprenderme su lectura tan puntillosa. Yo leí varias veces Un viaje porque me atrajo su tono poético. Sin embargo, otro tallerista sintió un cambio rítmico en el texto. A lo Guillermo dijo, en efecto, eso se resulve de manera muy sencilla: coloca un blanco mayor que separe el párrafo. Haz un corte. Y no vi. Luego, el manejo del lenguaje. También sugirió modificar ciertas palabras, frases, oraciones. Y sobre el contenido del texto, él hizo un análisis profundo no de la historia, sino de las opciones que podría tener el personaje (un suicida). El desenlace. A pesar de las observaciones, Un viaje fue bien recibido por todos.
Loba, ¿estás ahí?, una crónica de un pervertido sexual, fue la última lectura. Texto con múltiples referentes: Lolita de Nabokov. Marilyn Moroe. Los juegos sexuales. Una crónica bien hilada.
Ya casi al final de los cometarios, pedí la palabra y dije que el narrador-personaje era un misógino. Y que si bien, la perversión es una conducta fuera de las convenciones, lo grotesco de la situaciones la recreaban perfectamente. Y si una de las características de Lolita es la seducción, otra es también la inteligencia. Y que para mí, el punto de vista del narrador sobre La enana diabólica, estaba cargado de misoginia.
Todos enmudecieron por un instante y yo esbocé una sonrisa irónica. Basto decir misoginia para que Guillermo me preguntara a quién le decía misógino: al personaje, al narrador o al autor. Eres feminista, concluyó.
Hubo un par de comentarios agrios. Y al final, él dijo que el texto tenía un gran problema: la lectura de una mujer del siglo XXI.
--sbc
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