Wednesday, August 08, 2007

Gracias al Dr. Antonio A. Quezada, médico ortopedista y extraordinario ser humano.
Esta mañana acudí a mi cita en una clínica del ISSSTE. Como bien es conocida la mala fama en atención que brinda la seguridad social en nuestro país; pues dudé, dudé mucho en concretar una visita al servicio especializado. Para mi sorpresa, cuando acudí por primera vez, me encontré con un joven de trato fino y sonrisa agradable. Su diagnóstico fue acertado. Antes ya había consultado a dos médicos, quienes habían comentado exactamente lo mismo: "una fractura doble en un hueso del pie derecho. Con datos de consolidación tardía". Nada del otro mundo para nadie. Excepto para mí. Pero bueno, estaba ahí escuchando su diagnóstico, y sobre todo las recomendaciones para rehabilitarme. El uso de plantillas y zapatos ortopédicos. Visitas trimestrales.
Ya ha transcurrido un año de mi caída, un acontecimiento que marcó un antes, un después. Sí, cuando observo mi pie derecho, veo un borde, algo que quiere salirse, algo que todavía está. Y la piel parece una plastilina mal adherida. Ahora percibo en autómatico la testura de la superficie que piso. Sé cuántos escalones tiene la casa que habito: 36. Y así por el estilo. Sé también memorizar el espacio que no veo, pero esto no se lo debo a mi caída sino a mi padre que no ve. Pero, esa es otra historia. Bueno, pues esta mañana estuve con el doctor Quezada; ya antes le había comentado de mis mal(estar)es, y como todo buen médico, me envió a realizarme exámenes de gabinete. Y ahora me ha enviado al médico internista. Bueno, esta sería la respuesta más lógica en cualquier profesionista responsable. Sin embargo, hoy también me obsequió dos discos. Dos discos que copió de su ordenador. Sólo bastó decirle: "Sarah Brightman, ¿verdad?". Enseguida tuve en mis manos su nuevo disco. En el Universo Alguien conspira para tener estos encuentros, ¡claro, claro!
--sbc

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