Wednesday, May 09, 2007

--¿Por qué ya no te ríes como antes?
--Quizá, el chiste no sea bueno o quizá, ya lo escuché muchas veces, no sé.
--¿Cuál chiste?
--Ninguno. Dime a qué viene esta observación.
--Has cambiado, ya no eres la misma. Tu mirada es otra.
--¿Qué tiene mi mirada?
--Es una mirada triste.
--mmmm
--¿Sigues enferma? Te ves agotada. No me gusta verte así.

En dónde se coloca un comentario así. Por fin alguien notó que la suma de mis malestares es real. Alguien que me conoce y me aprecia, supongo. O que se toma la molestia de observar a sus congéneres. Por primera vez, no fue mi santa madre, que siempre me da un sin fin de indicaciones médicas, pero sobre todo, su amor. Pues sí, en efecto, desde hace largos meses el funcionamiento de mi metabolismo me trae en un sube y baja. Mal(estar)es. Muchos. Y sí, también he optado, y quiero creerlo así, en alejarme, en tomar distancia. Es tan incómodo sentirse mal en medio de una multitud que ni pela ni ayuda ni nada. Y que además piensa que uno se inventa sus malestares. Y ahora confirmo que la cotidianidad, ese todos los días nos encarna. Claro, sí, el Otro en verdad, nos importa. Ay, Ale, por qué no eres tú mi dragón alado.
--sbc

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