Abril
Abril llegó y tú no apareciste;
simulabas venir en cada rostro
de las mujeres nuevas del ocaso,
sombras bellas que hendían mi esperanza,
empobrecida ya en el luminoso
ámbar desperdiciado por el cielo.
Ese lento bullir de fuegos tibios
no podían quemar aún mi invierno.
Levitaban arriba de tu casa
los insectos violetas y verdosos
de varias jacarandas contra el sol.
Era definitivo, abierto, abril,
igual a las mujeres que no fuiste;
era definitivo este lamento.
Guillermo Samperio
--sbc
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment