Tuesday, May 08, 2007

"No me hables de usted, háblame de tú", me dice justo al despedirnos otra vez. La tarde de ayer se prolongó más de lo acostumbrado. Mirar el reloj. Cerrar la libreta. Pasar el texto. Sonreír. Agnes nos alcanzó "Vamos a tomarnos un café". Ricardo "Ya es tarde. Otro día". Agnes replicó "Va ir Guillermo". Entonces, algo en el interior de cada uno aceptó. Tres automóviles nos trasladaron a un local pequeño en el mismo barrio de Coyoacán.
Furtiva. Amable. Discreta. Son los adjetivos que califican mi inclusión en este nuevo grupo de amigos lectores, de amigos escritores. Todavía tengo cara de what, sí, estoy tan sorprendida del genio de Guillermo Samperio. Y no soy la única. Más de dos en un grupo tan heterogéneo opinamos lo mismo. "No lo amas", me dice Agnes cada vez que Guillermo da tal o cual explicación en el taller. Todos reímos con sus comentarios chuscos, irónicos, certeros. "El título puede estar en una frase del texto", le indica a la tallerista. "La literatura es un juego de palabras, de estructuras. Jugar con las palabras con suavidad, con libertad..." agrega. "No es una operación a corazón abierto, tómenselo libianito, pero cuando escriban lo único que existe es el texto" concluye.
Observo en silencio a quienes serán los próximos escritores, sin duda, hay talento en este grupo de jóvenes. Amorosos. Inquietos. Timidos. Y a él, a Guillermo, con alegría lo veo partir.
--sbc

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