No. no es una interrogante de mi taller literario. Y confieso que me gustan las historias redondas. Nadie fue un ejercicio. Un cuento con una estructura redonda. Pero, por dónde comienza el final. Abrupto. Abierto. Único.
Sí. Cada historia es única. Y el final debe ser contudente como el inicio. Por eso me gustan las historias que terminan en el principio.
No. Sí. Yo lo supe desde que inició mi historia. Una imposibilidad. Y luego se convirtió en un personaje: la Griega. Y ahora ha dejado de inquietarme. Sobrevive moribunda la idea amorosa. Frente a ella, la real o la irreal, no sé bien a quién miran mis ojos. No sé, si mi mirada es indolente porque de otra manera, no me explico que hago con esta historia. No tenía posibilidad. Es una contradicción que tenga aliento, que respire. Y sé que le quedan apenas unas cuantas horas. Y yo espero indolente a que se muera, a que se convierta en lo que debió ser: una imposibilidad. Porque amores que matan no mueren. Alguien opina lo contrario. Escriba su historia.
--sbc
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