Saturday, July 14, 2007

Planeta lúdico
No suelo detenerme en la calle a platicar con extraños. Esta mañana, alguien me contuvo en mis pensamientos. Es decir, salí tarde de mi habitación, antes había experimentado una extraña emoción. Suelo llorar mientras sueño. Pero, hoy después de despertar tarde y no desear levantarme; autómata me dirigí al baño. Cepillé mis dientes. Escupí. El agua tibia recorrió mi cabeza, mi cara, mi cuerpo. Algunas burbujas. Me sentí triste. El llanto. Mi llanto estaba más caliente que el agua que me bañaba. Empecé a recordar los poemas italianos: un trago amargo. Empecé a recordar las horas de ayer: lentas. Lentas. Y en mi cabeza: la Griega. Empecé a recordar las horas de los meses en que ella no estuvo. Empecé a recordar los meses de los años en que Otras Mujeres fueron también La Misma. El llanto caliente y mis mocos juntos escupieron un nombre: la Griega.
Las horas. Más de medio día. No debo. No quiero. No voy a quedarme así. Un cigarro. Parque México. Alguien apareció frente a mí y me dijo que mientras yo esperaba; él podría mostrarme sus trabajos. Autómata. Le pregunté: "¿Mientras espero?". Me observó interrogante y afirmó: "Bueno, mientras esperas o terminas de fumar tu cigarro. Estás pensando en algo. Parece que vas a tomar una decisión. Irte o esperar". Y esas palabras detuvieron el torbellino de pensamientos, de sinrazones. Acepté mirar su trabajo.
Nos sentamos en una banca y de inmediato la conversación emergió con fluidez, con una armoniosa sensación de respeto. Se presentó como estudiante de Arte Dramático, como escritor de cuentos y poesía. Entonces hablamos de algunos dramaturgos y directores de escena: Héctor Mendoza, Luis Mario Moncada, Ignacio Solares. Lo fascinante fue el punto de encuentro con el trabajo actoral. En minutos que se prolongaron a una hora, ya estábamos hablando de la caracterización. De la psicología. De las formas lúdicas de experimentar sensaciones. De lo masculino y lo femenino. De la libertad. Del placer. Sorpresivamente, sus ideas. Sus argumentos. Todo. Todo estaba relacionado con el torbellino de mis pensamientos: "un bisexual tiene más libertad, porque juega, porque es lúdico, porque puede ir de un lado a otro, sin necesidad de estar definiendo una posición. Lo importante, es el compromiso que adquiera en donde él o ella se sitúe". No objeté nada. Sus ideas fueron un respiro. Una posición neutral frente a mi cotidianidad. Frente a la vida. Y sí, uno tiene que salir, tomar aire, respirar. Y vida sigue...
--sbc

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