Fragmentos
Estaba en una orilla de la orilla
a punto de existir y no existir
como la fe.
Cristina Rivera-Garza
Cuando el dolor te tome, Oh no
Cuando el amor te implore
Abrázalo, abrázalo.
Zucchero
"Sólo hay amor en la imposibilidad de detener la fuga sin fin...". Es el epígrafe de un cuento: Andamos perras, andamos diablas... Empecé a leer esta historia y paralelamente mi pensamiento se detuvo en sus primeras líneas. Dejé su lectura para recoger los fragmentos que se han esparcido en el aire de esta habitación. Humo. Ardor en mi estómago. El deseo de no hablar, de callarse, de no decir nada. Humo.
La posibilidad. Ser un navío transparente sobre aguas de cristal.
Fragmento I. El día que el rubor en mi rostro descubrió el mismo espejo que hay entre tú y yo: el deseo.
Fragmento II. La tarde que caminé junto a ti por el campus universitario. Entre la oscuridad y las luces que guiaban el camino, un espasmo me sacudió. El suelo de roca volcánica giró a mi alrededor. Y el temblor no cesa.
Fragmento III. La nube incolora que nos dondujo esa noche al jardín de Copilco. Mis manos inexpertas nunca exploraron tu cuerpo. El mío sucumbió a la sorpresa del primer asalto.
Fragmento IV. Antes de que llegara la realidad con su medición exacta, me miré confundida en un tiempo fugaz: el instante. El instante que había dejado de ser.
Fragmento V. Mi armadura de mujer lúdica me asfixió.
Fragmento VI. Estaba en una orilla de la orilla. Regresé.
Fragmento VI. Bis. El sabor a vainilla de tus labios y la abrasiva urgencia de tocar la tibia humedad de tu carne: mis manos impacientes se hundieron en tu sexo. Te llamabas días en que fui feliz.
Fragmento VIII. Y entonces: Íbamos sobre las banquetas como sobre abismos. No. Sólo yo me abismé. La madrugada fría, silenciosa a mis pies: Reforma y El ángel aleccionador. Caminaba como quien ha ganado todos los combates en la Ciudad Más Grande del Mundo. Sola. Embebida de ti.
Fragmento IX. La geografía de mi infancia: la colonia Roma. Las calles húmedas y laberínticas. Sin salida. Porque quien las camina jamás sale de ellas. Ahí, los relojes detienen el tiempo.
Fragmento X. "El avioncito" dibujado sobre la banqueta de Orizaba.
Fragmento X. Bis. Dos niñas jungando a ser...
La imposibilidad. No tiene fragmentos.
--Andamos perras, andamos diablas, con la soledad a cuestas.
--No era el amor, yo ya no estoy para esas ridiculeces.
Ileana, estas son las imágenes entrañables de mi encuentro contigo. Su posibilidad y su contraparte. Las dos caras de una moneda lanzada al azar. Y sé que tú apostaste por su imposibilidad. Ganaste.
"Sólo hay amor en la imposibilidad
de detener la fuga sin fin,
el infinito escurrimiento del otro."
Susana
26 febrero 2006
(otra vez ocho)
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