Monday, June 04, 2007

One love
Este fin de semana fue familiar. Mi madre, mi padre, mi hermana mayor y mis dos sobrinos. Los perros también. Todos en casa. Casi un mes sin ver a mi madre. Está enferma. Está cansada. Un muerto tras otro. En menos de dos años: mi abuela, mi primo, la esposa de mi primo, el esposo de mi prima, hermana de mi primo. La orfandad.
Luego de la comida. Nos instalamos en la habitación de mis padres. Veríamos películas. Mi mamá se quedo dormida y yo junto a ella. No sé. No recuerdo cómo transcurrieron las horas.
A la mañana siguiente, conversaba con mi padre. En la sala, los dos charlando como adultos. Él preguntándome con gran interés por mi amiga, por mis actividades, por mi cotidianidad. Por mi salud. ¡Qué sorpresa! Recordé los días de mi adolescencia. En aquellos años en los que hubiera dado todo (y mi resto), con tal de que él me viera. Bueno, eso, quizá sea una imposibilidad. Su discapacidad visual es real. Y cuando afirmo me viera, es decir, hubiera dado todo, porque él se interesara por mí. Pero no lo hizo (y si lo hizo), (nunca antes lo sentí). Y luego, con los años, esos reclamos ya no tienen ningún sentido.
Extrañeza esa es la palabra que encuentro para calificar este encuentro. Que dicho sea de paso, es reconfortante después de tantos duelos ajenos. Me alegra que mi padre tenga esta lucidez familiar. Y sí, los años de mi adolescencia estuvieron llenos de preguntas, de reclamos, de sin sentidos. Hoy, el tiempo se ha encargado de darme respuestas. El tiempo es una ancla sin peso. Estoy en la dirección correcta. Lo sé.
--sbc

No comments: