Friday, September 30, 2005

Bifurcación

El tiempo se había fragmentado en un cúmulo de instantes. Dos niños corrían frente a la Mujer, uno detrás del otro agitando sus cuerpos como en un carrusel eléctrico. Un sudor frío recorrió su espalda. La ciudad la había despojado del presente. Cualquier acto era signo inequívoco de su extravío; de un constante postergar la llegada. (De Caracol, caracol. Taller de escrituras colindantes)
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De El Paraíso que fuimos a Paraísos trémulos, dos títulos de narrativa escrita por mujeres. De este último te envié un cuento, una historia breve que me hizo recordar a dos niñas que son una en sus juegos solitarios, en un imaginario infantil. ¿Qué me une a ti? ¿Por qué estoy aquí escribiéndote? Tu infancia y la mía poco tuvieron en común.
Cuántos encuentros y su contraparte. A lo largo de estos, mis años he aprendido a veces con sorpresa, otras con desencanto, lo que implica reconocer al otro, lo que significa reconocerse en el otro. Observar sólo las semejanzas o las diferencias a nada conduce que no sea a la exclusión, a la indiferencia, a la negación. Mañana es sólo mañana.
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mi infancia estuvo marcada por el rechazo paterno. Mi mamá con sus múltiples quehaceres domésticos. Mi padre proveedor económico a pesar de su discapacidad visual. Mis hermanos mayores con amigos de su edad, y Adriana, la más pequeña, con su siempre característica destreza física. Más de una vez me sentí ajena a mi propio contexto familiar.
Nadie se enteró que tartamudeaba, que confundía letras. Que poco entendía de acentos, de palabras graves o agudas, o que Hugo, el niño problema del salón, me pateó el estómago porque “las niñas no juegan con los niños” y yo, no sólo había transgredido la regla sino que había ganado en sus juegos. Así, transcurrió mi infancia.
Mi universo alterno fue una pequeña caja hexagonal de madera, donde guardaba estampitas con la imagen de varias niñas. Sus rostros en forma de lágrima me remitían inevitablemente a mí. Por eso cuando Lizy se detuvo a comentarme su apegó a sus cajitas. Me sorprendió tanto. Sentí un fuerte arrebató como si una de aquellas niñas se hubiera hecho presente y estuviera afuera contándome su historia.
Hoy salgo también de aquella caja que me contiene para decirte que este recuerdo infantil es tan honesto como doloroso, hemos sido dos mujeres que se han amado como dos niñas.
--sbc

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