Náufragos frente al destino “La conciencia de la separación nos define, somos la única especie que tiene sentido de la fatalidad, quizá por ello el duelo, el cúmulo de sentimientos que nos abruma tras la pérdida, es tan inmanente a la historia personal, a la vida misma.” Ha transcurrido el primer mes fuera de tu contexto, del espacio físico, del vaivén cotidiano -de una ciudad a otra-, de ires y venires: del clima cálido a la lluvia ácida. De los rostros y presencias familiares al anonimato de los cientos de habitantes donde las historias personales se entrelazan; se confunden hasta perderse en el caos infernal de la indiferencia. Evocar el sueño que tuviste antes de tu partida, aquel que por teléfono me relataste con vagas digresiones y con metáforas alucinantes; me hace pensar, repensar este escrito. Reflexionar tu huida onírica del caos -esta ciudad que nos amuralla, que nos atrapa en un edén vacuo- ¡Sálvese quien pueda! Ricardo, Adam, Gerardo, Jesús. Hombres que se convirtieron en tus amantes. ¿Tus héroes? ¿Deshechables? ¿Fortuitos? Pero siempre (necesariamente) presentes en tus conversaciones sumando experiencias sexuales, en el justo límite de la pasión y los afectos. Y ¿yo? --pregunto --¿Qué lugar ocupé en esta historia? Y sé también tu respuesta “no puedo evitar ser quien soy, lo escribiste en una tarjeta. No lo he olvidado como tampoco olvido la orgiástica cámara de tortura de mis emociones. Me refiero a aquella atormentada noche a la que te sometí con la inmundicia de mis actos. Nada es lo que parece y lo que parece terrible viene a resultar mucho peor. Sí, fui también partícipe del caos, de tu huida real. Y en tu lectura sin aliento “A Smale Famale Skull”, ¡qué poema tan doloroso! Cada palabra, cada acción clavándose en mi cerebro. Puedo escuchar tu voz repitiéndome “this for Susie, for that crazy night”. --sbc |
Thursday, September 29, 2005
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