Thursday, March 08, 2007

Tiempo
a Paty Ayala
somos tus prisioneros. ¿Por dónde empezar? Ayer vi dos películas. Las Pochianchis (Dir. Felipe Cazals, 1976), dicho sea de paso, en un ciclo dedicado a María Rojo, aquí en el CCU. La historia: en un pueblo de Guanajuato, en los años cincuenta, tres hermanas conocidas como las "Poquianchis" mantienen una red de prostitución protegida por las autoridades municipales y estatales. El descubrimiento en 1964 de los cadáveres de unas jóvenes asesinadas y enterradas por órdenes de las "Poquianchis" destapa la corrupción y crimen que rodea a estas controvertidas mujeres. Y la otra, Little Children (Secretos Intímos) (Dir. Todd Field, EU, 2006) que narra la historia de un grupo de jóvenes matrimonios y sus pequeños hijos, quienes conviven en los parques, piscinas públicas y calles de su pequeña comunidad. Y también, la persecusión de un ex policía que se dedica a hostigar a un pederasta que ronda por el pueblo. Bueno, en realidad no me interesaba narrar una sinópsis de ambas historias. Más bien, tengo una observación, el doble discurso moral en todas y cada una de las sociedades. El deber ser. ¡Qué asfixia!,¡Qué locura!

El tiempo como abstracción no existe. El tiempo es real. El tiempo es una medición absurda. Las imágenes en la pantalla de la primer película: las situaciones son las mismas. No cambian. La corrupción. La miseria. El sin-sentido. Pensaba en esto mientras me miraba a mí misma en mi propio sin-sentido, otra película más. Cuando llegué al centro comercial, antes de comprar mi boleto, me detuve en un almacén. Observé tras sus vitrinas deceneas de relojes. El tiempo medido. Atrapado.
Ver sus manecillas avanzar. Tic tac tic tac tic tac tengo un par de años sin usar uno. Sin embargo, no puedo estar fuera de su medición. Nadie lo está. Me detuve en uno de ellos, el digital. Faltaban unos cuantos minutos para que diera inicio mi segunda elección del día.


La imagen inicial y (casi) final de Little Children son decenas de relojes que acompañan a figuras de payasos. Un final redondo en muchos sentidos. El tiempo. Y aquello que uno ya no puede cambiar, el pasado. El futuro siempre es una interrogante que está fuera de nuestro alcance. Es entonces, en el presente, el aquí y el ahora, ese tiempo real que está en constante fugacidad, que es efímero, las horas, donde habitamos.
--sbc

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