Recuerdo con gran admiración el papel de la doctora Beristáin en la Comisión Especial para el Congreso Universitario, hace ya algunos años; su voz fuerte no ha cambiado. Aquí algunos párrafos de Defensa de la UNAM, defensa de México:
Las humanidades son el fundamento de las ciencias exactas, tienen que estar en sus cimientos si deseamos que la investigación científica rinda frutos que no destruyan el planeta, que no alimenten la violencia, ni la guerra, ni al neocolonialismo depredador. El cultivo de las humanidades es lo único capaz de repercutir en el animal humano que somos, haciéndonos más humanos y menos animales, ya que nuestro destino es evolucionar (no involucionar). Para lograrlo hay que ver hacia el futuro y hacia el pretérito, porque en la historia está el bagaje de lo que la raza humana ha aprendido a pensar y a sentir, durante milenios. Y esa experiencia nos pertenece.
Lo que nos conviene es recuperar la milenaria cultura indígena que es superior porque es cultura de vida, porque respeta a la naturaleza y practica el cooperativismo. Debemos predicar el cooperativismo y no la competitividad. Vivir al servicio de la nación, de nuestro pueblo, de la especie humana. Castigar a los traidores que firmaron el TLC y luego, a escondidas, todavía le hicieron componendas que han causado enormes perjuicios, que han arruinado la industria azucarera, por ejemplo.
En la UNAM están las raíces, los antecedentes, los acervos, los equipos humanos para refinar y modernizar la educación sobre las milenarias bases éticas, pluriculturales, interactivas, interdisciplinarias, que corresponden a nuestra identidad y convienen a nuestro futuro. Todo eso sirve para salvar a México como nación independiente y libre.
Y en esta lucha, cada quien tiene su trinchera. La nuestra es la Universidad. Nos toca trabajar en ella sin descanso para enriquecerla, actualizarla, mejorarla, fortalecerla, calibrando su importancia como fundamento y alma de esta Nación, cada vez más, y desde 1553.
--sbc